Los países deben promover iniciativas regulatorias y normativas para apoyar la salud mental como un derecho humano universal. Al mismo tiempo que limitan las prácticas que favorecen las violaciones de derechos humanos. Esto incluye el establecimiento de leyes de salud mental que respeten los principios de los instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) y la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH).
Las estimaciones regionales muestran que poco más del 60% de 39 países tienen una ley de salud mental independiente, y casi la mitad de 37 países carecen de una autoridad dedicada a evaluar el cumplimiento de los instrumentos internacionales de derechos humanos, o la que existe no está funcionando.
La OPS sigue comprometida a trabajar junto a los países, brindando apoyo técnico para desarrollar legislaciones de salud mental que cumplan con las convenciones internacionales y abogando por los derechos de cada individuo, más allá de fronteras y desigualdades.
#DíaMundialDeLaSaludMental